sábado, 16 de diciembre de 2017

Evolución de los Modelos Educativos de Atención a la Diversidad



Con esta imagen he querido reflejar la evolución de los modelos educativos de atención a la diversidad a lo largo de la historia, la cual explico a continuación un poco más en detalle. Afortunadamente, el modelo de exclusión educativa, en el que los alumnos con necesidades educativas especiales no tenían derecho a la educación, ya no existe en España. Los dos modelos más presentes en la actualidad son el segregador y el integrador, mientras que poco a poco empieza a vislumbrarse la tendencia hacia una escuela más inclusiva.

En líneas generales, el modelo de segregación consiste en la existencia de dos escuelas: una ordinaria y otra especial, dotada esta última de profesionales, infraestructuras y recursos específicos para los alumnos con necesidades educativas especiales. Se basa en la asunción de que estos alumnos necesitan una educación diferente, puesto que no son capaces de seguir las clases ordinarias y ralentizan el proceso de aprendizaje del resto de compañeros. Es decir, este modelo diferencia y segrega al alumnado por su capacidad, excluyéndole del sistema ordinario de educación.

En el modelo de integración, todos los niños van al mismo centro, pero aquellos que necesitan una atención especial (por ejemplo, alumnos con discapacidad, altas capacidades, de incorporación tardía o de otras nacionalidades o etnias) reciben un tratamiento diferente. Los objetivos se modifican para cada colectivo (adaptaciones curriculares) y, en algunas materias, los alumnos con necesidades especiales salen del aula ordinaria para recibir apoyo educativo y conseguir que se adapten al grupo. En este modelo se segrega en el aula, parcial o permanentemente, en función de las necesidades de cada colectivo.

No obstante, la escuela inclusiva parte de la concepción de que el término ‘inclusión’ no sólo significa incorporar a un alumno con necesidades educativas especiales en un centro ordinario. Desde el punto de vista de este modelo, la inclusión educativa tiene tres dimensiones:
  1. La presencia y accesibilidad en el aula: todos los alumnos pueden acceder al aula, tanto en relación con el mobiliario e infraestructuras como con los recursos docentes y, además, todos pueden matricularse en el centro educativo que les corresponde.
  2. La participación en igualdad de condiciones: todos los alumnos tienen el derecho a participar en las clases y ser tenidos en cuenta.
  3. El aprendizaje: todos los alumnos tienen igualdad de derecho para aprender dentro de una única aula, respetando los ritmos, intereses y capacidades de cada uno. 
La inclusión valora la diversidad como una realidad y un recurso importantísimo para el enriquecimiento mutuo (ver Diversidad e Inclusión). Esta diversidad se atiende diversificando, es decir, ofreciendo distintas metodologías y recursos para que los alumnos aprendan y representen lo que han aprendido (ver Diseño Universal de Aprendizaje). El modelo de inclusión educativa supone que no es el niño el que tiene que adaptarse a la escuela, sino la escuela la que tiene que adaptarse a todos los alumnos. De esta manera, los apoyos educativos van dirigidos a todos, haciendo que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea más dinámico, más diverso y más personalizado. 

LA EDUCACIÓN INCLUSIVA ES EL MODELO AL QUE TENEMOS QUE DIRIGIR LA ENSEÑANZA.


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